Cuevas de Ibiza

Cueva de Can Marçà

Se encuentra al norte de la isla, en unos acantilados cercanos a San Miguel. La cueva data de hace más de 100.000 años y fue originada por fallas telúricas.
La cueva está situada en un entorno natural junto a un mirador con vistas a las islas Murada y Ferradura. Los visitantes pueden hacer un recorrido de unos 40 minutos pasando por cascadas, arroyuelos, pequeños lagos contemplando diversos efectos de agua, luz y sonido.
Fueron los contrabandistas los primeros que utilizaron la cueva para depositar sus mercancías. Hoy en día todavía se pueden distinguir las marcas negras y rojas que señalaban la entrada y salida de la misma.

Cueva de la Luz

Es uno de los lugares más secretos e inaccesibles de toda la isla. Su nombre hace alusión a los rayos del sol penetrando hasta el interior de la cueva. Una vez dentro la única forma de salir es buceando a través de la galería subacuática que la inunda de agua permanentemente.
Es una cueva de difícil acceso, tanto por tierra como por mar, ya que para llegar hay que recorrer un camino no señalizado de casi dos horas a través de bosque y acantilados. Esto hace que sea muy recomendable tener experiencia buceando y contar con guías.
La mitad del camino se hace por un camino de tierra, que posteriormente se convierte en una camino de piedras abandonado construido para facilitar el acceso a una casa que ahora se encuentra en ruinas, en este camino también nos encontraremos con un pequeño manantial. A partir de aquí, el camino va desapareciendo y debemos ir bajando con precaución hasta La Cueva de la Luz.

Cueva de Santa Agnès

Es una capilla subterránea, considerada la iglesia más antigua de Ibiza. La gruta es un santuario que ya en los siglos III y IV se usaba como lugar de culto cristiano y posteriormente árabe. A principios del siglo XIX dejó de usarse ante el peligro de derrumbes hasta ser redescubierta en 1907 y restaurada en 1981.

La cueva es de propiedad privada y en estos momentos no está abierta al público. Junto a ella se encuentra la ermita de Santa Inés, un templo que nunca fue consagrado y que ahora es el curioso restaurante Sa Capella.

Cueva Des Culleram

En época púnica esta cueva fue un santuario dedicado a Tanit, diosa cartaginesa de la fertilidad y la fortuna, una de las deidades ibicencas más famosas. El santuario fue descubierto en 1907 donde se hallaron restos prehistóricos de la Edad del Bronce.

Hoy en día es propiedad del Consell de Ibiza. Se encuentra situada en la carretera entre San Juan y Cala San Vicente, a 150 metros sobre el mar. Puede visitarse desde abril hasta octubre y de martes a domingo por las mañanas en horario de 10 a 14 horas. La entrada es gratuita.

Cueva Santa

Ha sido parte del mito de Ibiza desde su origen como refugio de piratas. Fue descubierta en el siglo XV y abierta al público en el año 1957.

Su acceso es una fisura que se abre en la montaña dando lugar a una gruta por la que se accede a la cueva de más de 25 metros de profundidad plagada de estalactitas y estalagmitas. Desde principios de la década de los 90 Cova Santa ha crecido hasta convertirse en un hermoso recinto para celebración de eventos, restaurante y espectáculos con cena.

Cueva Ses Llagostes

En esta peculiar cueva acondicionada como acuario y conocida como Aquarium Cap Blanc, se puede observar una gran variedad de fauna marina de la zona, desde tiburones hasta rotjas, meros y mantarrayas que viven cómodamente en esta cueva natural.

La cueva Inclinada de Ibiza

En sa Punta des Forn se reflejan los fenómenos geológicos y las deformaciones que sufrió la isla de Ibiza durante el periodo Jurásico.

Se caracteriza por las formas que adopta la roca, introduciéndose en el mar como una lanza, y en ella existe una curiosa cueva inclinada cuyas paredes parecen formadas por láminas de piedra en donde el suelo muestra un aspecto similar a las curvas que deja la lava al solidificarse. En los huecos de esas curvas se forman charcos de agua de mar donde la evaporación crea láminas de cristal de sal, como pequeñas pistas de hielo «Son materiales del Kimmeridgiense» (uno de los últimos escalones del Jurásico), explica el geólogo Luis Alberto Tostón.

Cueva Des Vi o Cueva de Ses Fontanelles

La cueva de Ses Fontanelles también recibe el nombre de Sa Cova des Vi (Cueva del Vino), ya que sirvió de bodega, sus paredes refrescantes ayudaban al vino a soportar mejor el calor, sin avinagrarse.

Esta preciosa cueva alberga una pequeña colección de pinturas rupestres bajo su manto de piedra. Los dos dibujos, algunos de barcos, que hoy aparecen poco marcados, fueron realizados en la edad de Bronce (1.000 años a. C.) Según un arqueólogo francés, Henri Breuil, que las descubrió en 1917.

La excursión resulta atractiva sobre todo por la belleza del paraje de acantilados, ya que desde Ses Fontanelles se observa toda la costa de Cala Salada, la bahía de Sant Antoni y los islotes de poniente.

Cueva del Mirador Es Vedra

Esta escondida cueva hippy, que se encuentra en nuestro camino hacia la torre del Pirata, ofrece una de las mejores vistas de Ibiza nada menos que a la reserva natural de es Vedra.

La cueva no se alquila, ni se puede comprar, ni es propiedad de nadie. Es una entrada a la gran roca de las muchas que hay en la punta de Sa Pedrera en Ibiza, donde sólo es posible llegar si se sabe que existe o si te lleva uno de los privilegiados que viven en la isla de Ibiza.

Cuevas de los tesoros – Cap des Mossons

En una isla en la que es difícil distinguir la historia de la leyenda, las cuevas del Cap des Mossons, en la Mola d´Albarca, han sido visitadas desde hace siglos por buscadores de tesoros.

También se cuenta que tales cavernas fueron escondite durante la Guerra Civil y, como muchas otras cuevas pitiusas, guarida de contrabandistas. La dificultad del acceso imposible por mar al hallarse sobre un acantilado, las hacen muy adecuadas para ello.

En toda la documentación sobre la zona se encuentran cuatro cavernas por este orden:

Cueva des Pi

Es la primera que suele verse en el recorrido situada justo debajo de las ruinas de un refugio para trabajadores de las silos de carbón y de una higuera.

Cueva d’en Jaume Orat

La más famosa de todas ellas, la Cova d’en Jaume Orat, puede encontrarse un viejo cedazo cuadrado, similar a los que debían usar los buscadores de oro. Este instrumento nos da una primera pista de la historia de este lugar.

Objeto de estudio de espeleólogos y paleontólogos. En el año 1983 se llevó a cabo una campaña, subvencionada por el Consell, en donde se hallaron unos 250 m² llenos de grandes montones de tierra. En esta cueva se hallaron registros fósiles de varias especies nuevas para el registro paleontológico del Pleistoceno ibicenco. Los restos faunísticos hallados eran de aves, reptiles y gasterópodos (ningún mamífero), que fueron enviados para su conservación al Museu Balear de Ciències Naturals. En total, se identificaron 287 especímenes. Posiblemente estas aves anidaban en la gruta.

Cueva de ses Estelles

Se han encontrado fragmentos de piezas que revelan ocupaciones esporádicas en las grutas, un trozo de olla que podría ser de la Edad del Bronce, restos de ánforas de época tardo-púnica y una copa de terra sigillata africana datada en el siglo II.

Cueva de Llibrell

Su nombre se debe a una poza que recoge el agua que se filtra en las rocas situada en la entrada. Está indicada con una cuerda atada a dos sabinas y que también puede servir para pasar al otro lado de la pared rocosa tras la que se halla la gruta.

Esta cueva es la más difícil de encontrar y la que tiene peor acceso, aunque es posiblemente sea la más espectacular de todas, ya que al borde del acantilado cuenta con dos balcones naturales que ofrecen impresionantes vistas a la cala.